La evolución inteligente sin fin
LA EVOLUCIÓN INTELIGENTE SIN FIN
Aquí os presento dos capítulos de mi libro nuevo que lo podrán compra en
Amazon con el título La evolución inteligente sin fin Autor Salvador Sánchez
Melgar
Todo
es movimiento, tiempo y existencia a la misma vez
Salvador Sánchez Melgar
LA EVOLUCIÓN INTELIGENTE SIN FIN, EL TIEMPO Y EL MOVIMIENTO
Einstein dijo que todo en el espacio se mueve, que nada
está quieto. De que todo es dinamismo, lo decía también el ilustre Xavier
Zubiri.
Todo, absolutamente todo en el universo, desde lo más
pequeño posible, se mueve. En la materia más solida y quieta posible, dentro de
ella microscópicamente todo se mueve. Pero además de que todo se mueve, todo
movimiento lleva unido al tiempo, ya que cualquier cosa que se mueva por muy
grande o pequeña que sea, inevitablemente necesita un tiempo desde el que
inicia el movimiento hasta que lo acaba.
Todo es movimiento y a la misma vez tiempo; pero también a
la misma vez todo es existencia ya que todo lo que se mueve se mueve porque
existe.
Cuando el universo se originó como movimiento, al mismo
tiempo se originó el tiempo y la existencia. Constituyendo todo un auténtico orden dinámico evolutivo
universal; que induce a que la
existencia pueda transformarse o evolucionar ya sea en forma de materia,
energía o vida.
Todo se transforma o
evoluciona de una manera más o menos parecida, porque todo se transforma como
movimiento. Ya sea mediante mezclas dinámicas más o menos lentas, rápidas o densas. Todo lo que evolutivamente
se crea en el universo, si es de la misma especie, se asemeja mucho entre sí,
porque todo evolutivamente está creado por las mismas reglas dinámicas
impuestas por un mismo orden dinámico
evolutivo universal.
El orden dinámico evolutivo universal como orden que es,
es una especie de inteligencia evolutiva
que necesitaba evolucionar constantemente como inteligencia para poder
continuar existiendo. Por eso evolutivamente
encontró la posibilidad de
continuar la evolución inteligente sin fin originando un orden evolutivo jerárquico
de yos individuales en forma de existencias energéticas llamadas almas, y
gracias a esa jerarquía inteligente la evolución inteligente pudo continuar
evolucionando cada vez más.
Se preguntarán que son los yos: todo en el Cosmos tiene que
nacer como la existencia dinámica más pequeña posible, que inevitablemente
saturan constantemente de existencia el Cosmos. Existencias que irremediablemente nacen como
individualidades dinámicas semejantes entre sí. Con lo cual es inevitable que
nazcan con un yo individual, porque adquieren
inevitablemente un espacio dinámico propio, único e indivisible. El
Cosmos es una saturación de existencias de yos individuales que evolucionan
como existencia dando forma a existencias de todo tipo compuestas de yos
individuales. Todos los yos compuestos
son formaciones de existencias de todo tipo creadas evolutivamente así;
existencias que han posibilitado que exista todo lo existente. El yo más enorme
es el propio Cosmos y el yo más pequeño posible es el yo individual e
indivisible. El propio Cosmos, una
galaxia, una montaña, un océano, un
grano de arena, una silla, un vehículo,
un simple dibujo, un pensamiento (el pensamiento es un yo compuesto de yos con
un tiempo de existencia muy corto), etc., etc., son existencias o yos
compuestos de yos. Existencias que se pueden dividir en múltiples existencias compuestas
de yos, hasta llegar a la última
división posible de yos que será una composición de yos individuales e
indivisibles.
Únicamente una gran minoría de yos individuales han
evolucionado componiendo una jerarquía
de existencias energéticas llamadas almas. Evolución inevitable ya que la
evolución inteligente sin fin tenía que encontrar un medio para continuar
evolucionando, y que mejor medio que una inteligente jerarquía energética
compuesta jerárquicamente por una unión de yos individuales.
El orden dinámico universal por ser un orden no tenía más
remedio que evolucionar como orden, que es evolucionar como inteligencia,
porque orden equivale a una especie de inteligencia. Esa inevitable tendencia a
mantener el orden universal conducía al Cosmos a necesitar evolucionar, o
transformar, cada vez más su propio orden; porque lo contrario sería
involucionar, lo cual no es posible en un mundo dinámico en el que todo se
mantiene gracias a un dinamismo cada vez más dinámico y evolutivo.
Esa necesaria transformación o evolución del orden
evolutivo dinámico universal inducía al Cosmos a evolucionar sin fin como
orden, o llámese inteligencia. Por eso mismo una gran minoría de yos
individuales evolucionaron conjuntamente creando una especie de jerarquía de existencias
energéticas o almas, porque era la única forma de posibilitar inmaterialmente
la evolución de la inteligencia. Pero, ante la necesidad de evolucionar cada
vez más como inteligencia, esa jerarquía de almas, que todavía no eran
existencias espirituales, necesitaban dominar la materia para continuar con la
evolución inteligente sin fin; y de ahí nació la vida y su evolución jerárquica
viviente con el fin de que la evolución inteligente continuase evolucionando
sin fin, cosa que con la vida se conseguiría a través del ser humano como
cabeza evolutiva de esa jerárquica unión viviente.
Para posibilitar la evolución viviente, inevitablemente
tendrían que existir lugares adecuados en donde la vida pudiese, no sólo
surgir sino también subsistir y evolucionar sin fin. No había prisas, tarde
o temprano surgirían esos lugares apropiados para la vida, porque eran tantos
los sistemas planetarios que surgían, que inevitablemente muchos planetas
surgirían como lugares adecuados para la vida; y si no surgiesen, el propio
orden dinámico universal no tendría más remedio que crearlos, ya que la
tendencia a la evolución inteligente sin fin era permanente y era lo más
importante para el orden dinámico universal.
Esa constante evolución inteligente universal estaba
obligada a evolucionar sin fin porque como orden del orden evolutivo
universal que es, era su razón de ser;
ya que como se puede mantener un orden evolutivo dinámico universal sin poder
evolucionar constantemente como orden o inteligencia.
Esa evolución inteligente sólo podía continuar
evolucionando sin fin mediante la creación evolutiva de algo que lo hiciese
posible, algo como la vida. Por eso nació evolutivamente un orden jerárquico
viviente, que es de la única manera que la inteligencia podía continuar evolucionando
sin fin.
No importa repetirlo una vez más: la evolución inteligente
del orden dinámico evolutivo universal, sólo podía continuar evolucionando como
inteligencia mediante la vida a través de una evolución jerárquica viviente. Y
ese evolutivo orden jerárquico viviente sólo podía posibilitarse mediante las
jerarquías de las almas, posibilitándose los lugares planetarios adecuados para
la vida. De esa manera, existirán infinidades de planetas que dispondrán de
vida. En todas las evoluciones jerárquicas inteligentes vivientes
universales existirá un vínculo
universal que las unirá jerárquicamente
mediante las jerarquías de las almas. Cuando surgió la vida dichas almas evolucionaron
en seres energéticos, o llámese seres espirituales.
Evolutivamente a través del tiempo esa jerarquía de almas
con sus correspondientes escalas jerárquicas pudieron hacer realidad la
dominación de la materia blanda, constituyendo con ello el nacimiento de una
jerarquía viviente controlada por la jerarquía de las almas.
Esa jerarquía energética universal de las almas; como era
totalmente energía, no podía evolucionar como materia. Para poder evolucionar
cada vez más como inteligencia
necesitaban evolucionar como materia;
esa posibilidad llegaría tarde o temprano, transmitiendo la
evolución inteligente a la materia blanda mediante la creación de una evolutiva
jerarquía viviente.
El tiempo y el dinamismo forman una inseparable unión desde
que se inició el origen del Cosmos, porque no existe otra forma de posibilitar
la creación de la existencia. Qué pasaría si los minerales de nuestro planeta tuviesen entre
sí distintos tiempos con sus correspondientes distintos dinamismos. Lo qué
pasaría es que el tiempo y el dinamismo de la existencia de la Tierra serían
muy inestables y desordenados, y eso no hubiese permitido que en nuestro
planeta existiese la materia; ya que unos minerales tratarían de
evolucionar más rápido que otros y con
distintas velocidades internas. Tampoco hubiese podido formarse la energía y
mucho menos la vida; o sea que ni siquiera hubiese podido formarse nuestro
planeta, ni tampoco se hubiese podido crear ningún otro planeta con esas
condiciones.
Como todo es un orden, todo lo que existe en el universo se
mantiene como una ordenada formación universal; orden que posibilita que
existan existencias muy similares entre
sí; existencias como las infinidades de estrellas y planetas que existen, con
constituciones, formas, rotaciones, materiales y energías muy parecidas entre
sí.
No hace falta mirar al cielo para ver que todo el universo
es un completo orden, ya se ve en todo lo que existe en la Tierra. No nos damos
cuenta de ello porque nosotros mismos formamos parte del mismo orden dinámico
universal, en el que todo se crea de una manera muy similar.
Aunque las vida de un planeta que disponga de vida
evolucione de manera diferente a la vida de otro planeta que también disponga
de vida; no existirán muchas diferencias entre unas evoluciones y otras porque
todas nacen con las mismas reglas evolutivas dinámicas inducidas por el orden
dinámico evolutivo universal.
La evolución viviente sólo puede evolucionar como evolución
inteligente. Y esa evolución inteligente
únicamente puede evolucionar mediante una jerárquica unión viviente, llámese
árbol genealógico u orden viviente.
No es que el orden dinámico universal haya buscado inteligentemente una forma que le permitiese
poder evolucionar su propia inteligencia sin cesar; es que es inevitable que la
inteligencia evolucione sin fin porque el propio Cosmos, como orden que es, es
inteligencia evolutiva que para poder existir necesita evolucionar sin fin su
inteligencia, buscando los inevitables y únicos caminos para ello, ya que la
tendencia a la evolución inteligente sin fin es inevitable. Por eso mismo, el
orden dinámico universal, no tenía otra opción que la de encontrar el único
camino evolutivo en el que la evolución inteligente pudiese evolucionar sin
fin, y ese camino era el de la vida, y
para ello tuvo que crearla inductiva evolutivamente, posibilitando la creación
de planetas que posibilitasen las condiciones adecuadas para que surgiese la
vida. Ese es el caso de nuestro planeta y de infinidades de planetas que
existirán con parecidas condiciones vivientes que las nuestras.
La evolución jerárquica viviente sólo permite que una única
especie viviente pueda evolucionar psíquicamente sin fin, la humana; aunque
necesariamente también evolucione como alma. Existe una evolución
jerárquica de las almas unida jerárquicamente
a la evolución jerárquica viviente;
ya que la jerarquía viviente no podría evolucionar sin ser controlada
por otra jerarquía superior, la de las
almas, tema que profundizaré en otro apartado.
Por mucho que se investigue el porqué el ser humano es más
inteligente que los demás seres vivientes y cómo y cuando pudo evolucionar; como si los seres
humanos fuésemos únicos y no formásemos parte de una jerarquía viviente. Tarde
o temprano se descubrirá que formamos parte de una única evolución inteligente
viviente, que por el bien de la evolución inteligente, no tuvo más remedio que
evolucionar jerárquicamente. Y eso obligaba a que existiese sólo una única
especie viviente que pudiese evolucionar psíquicamente más que las demás. Por
eso surgió la especie humana, surgimiento que llevaba incubándose desde los
mismos orígenes vivientes. Por eso también, desde esos mismos orígenes
vivientes, inevitablemente siempre una especie viviente evolucionaba
inteligente más que las otras; ya que la inteligencia evolutiva no podía evolucionar
de otra manera.
Esa forma jerárquica de evolucionar hacia una evolución
inteligente sin fin, a través de una única especie viviente, ha beneficiado
y beneficia a todos los seres vivientes
en general; porque todos los seres vivientes tienen la posibilidad de
evolucionar a través de las almas.
Qué pasaría si en vez de una, fuesen varias las especies
vivientes que al mismo tiempo evolucionasen psíquicamente sin fin; pues que
evolutivamente acabarían uniéndose hasta adaptarse a formar parte de una única
especie viviente parecida a la humana,
ya que la manera ideal de evolucionar psíquicamente sin fin es poseyendo
las formas psíquicas y físicas humanas. Una hipotética lucha viviente por
encabezar la evolución inteligente, en
la que hubiesen constantes guerras entre especies vivientes, tanto a niveles de
vida como de almas; perjudicaría a la
propia evolución inteligente; y eso el orden dinámico evolutivo universal no lo
permitiría. Qué pasaría si una microscópica especie viviente tuviese la
posibilidad de evolucionar psíquicamente sin fin como los seres humanos;
dejarían evolutivamente, poco a poco, de ser seres microscópicos, ocupando poco
a poco escalas jerárquicas superiores. Con lo cual, poco a poco, evolucionarían
pareciéndose cada vez más, al ser humano; hasta llegar a formar una especie
semejante a la humana, que es la forma
psíquica y física más conveniente que existe en la que un ser viviente pueda
evolucionar psíquicamente sin fin.
No solamente la vida en general evoluciona conforme a la
evolución jerárquica viviente; es también a través de las almas de todos los
seres vivientes donde se posibilita la
adecuada evolución viviente. Conforme a eso,
todos los seres vivos, sin excepción, pueden evolucionar más de lo que
son, o mantenerse como son, nunca evolucionarán menos de lo que son; ya que la
evolución universal nunca involuciona. Los posibles injusticias causadas
conscientemente por seres humanos, lo pagarán con justicia, seguramente después
de morir manteniéndose sus almas libres de cuerpo el tiempo necesario para que
purifiquen sus conciencias; o permitiéndoles nacer de nuevo en su entorno
familiar, para así incitarles a que traten de emendar sus errores; o bien
permitiéndoles compensar en vida las injusticias
causadas conscientemente con las buenas acciones que realicen también
conscientemente. Todo es mucho más complejo que lo expuesto, pero todo está
perfectamente controlado jerárquicamente por las almas.
La evolución inteligente sin fin, evolutivamente posibilitó
que una gran minoría de yos individuales constituyesen evolutivamente una
jerarquía de yos energéticos, los cuales
jerárquicamente evolucionaron en almas, o llámense seres espirituales o
yos psíquicos, a través de una jerarquía viviente. La jerarquía de las almas ha
evolucionado mucho, ya que además de evolucionar independientemente, ha
adquirido todos los conocimientos de todas las civilizaciones universales a
través de las almas.
Todo lo que nace en el Cosmos como individualidad dinámica
está obligado a nacer con un yo individual, ya que todas las individualidades
dinámicas nacen con su espacio propio, individual e indivisible. Todo en el
Cosmos es una saturación de individualidades dinámicas o yos individuales
unidos a los yos compuestos que evolutivamente forman existencias más o menos
densas y variadas.
Todo tipo de existencias son composiciones evolutivas de
yos, ya sean formadas naturalmente como por ejemplo una montaña o una piedra o
las construidas como pueda ser una silla o un vehículo. Las existencias vivientes son existencias
evolutivas mixtas compuesta de yos materiales y de yos psíquicos. Composiciones
vivientes controladas por la jerárquica unión viviente, que a su vez está
controlada por la jerarquía de yos psíquicos o llámense almas.
Qué casualidad que entre tantas especies diferentes de
seres vivientes que existen, sólo el ser humano es capaz de evolucionar
psíquicamente sin fin. Qué casualidad que la mejor forma de poder adaptarse la
inteligencia a la evolución inteligente sin fin es de la forma humana. Qué casualidad
de que además, el ser humano posea los cinco sentidos completos y los tenga
situados en los lugares más idóneos para poder evolucionar psíquicamente sin
cesar de la forma más adecuada. Todas esas casualidades se achacan a que el
hombre ha convivido múltiples vivencias, experiencias, coincidencias, etc. como
si ninguna de las demás especies vivientes no hubiesen experimentado también
múltiples vivencias, experiencias, coincidencias, etc. Tantas casualidades, es
para sospechar que el ser humano evoluciona psíquicamente sin fin porque la
jerarquía viviente así se lo ha permitido. No nos damos cuenta de que los
humanos vivimos el tiempo ideal para poder evolucionar inteligentemente sin fin
y para poder vivir inteligentemente, porque estamos designados a ser seres
inteligentes. Tantas casualidades me hacen sospechar que el ser humano es un
producto evolutivo evolutivamente creado por la jerarquía viviente gracias a
que el orden evolutivo dinámico universal así lo ha posibilitado; y que a su
vez se ha creado así porque la evolución inteligente no podía evolucionar sin
fin de otra manera. Y esa misma evolución no será muy diferente en todos los
planetas del universo donde pueda surgir la vida.
El universo es esférico y surgió asi de la nada
El universo tuvo que surgir como dinamismo, y tuvo que
surgir así de la nada, porque de dónde sino podía surgir. De la nada sólo se
puede surgir como dinamismo ya que el
dinamismo no es existencia real. El dinamismo seguramente surgió de la nada como la expansión dinámica
individual más insignificantemente posible; con el recorrido dinámico menos
dinámico y corto posible efectuado en el mínimo tiempo posible. Surgimiento que
sería el inicio de una constante multiplicación de existencias dinámicas
individuales.
El Cosmos no tiene más remedio que expandirse rotando sobre
sí mismo, sin poder expandirse exteriormente. Expansión inducida gracias al
empuje constante inducido por la unión de individualidades dinámicas semejantes
entre sí que rotan individualmente sobre
sí misma. Ya que el dinamismo universal no tiene otra opción, porque fuera del
Cosmos está la nada y en la nada no se puede expandir nada.
Como el movimiento no es existencia real puede moverse
constantemente sobre sí mismo sin impedimentos; porque se mueve dentro de sí
mismo sin ocupar ningún espacio nada más que el suyo propio.
Todo lo grande y todo lo pequeño son existencias en
movimiento, son dimensiones hechas de dinamismo que siempre necesitarán estar
moviéndose para poder existir. Si el universo dejase de expandirse un instante,
toda la existencia del universo dejaría de moverse en ese mismo instante,
entonces desaparecería todo al mismo tiempo.
La existencia en movimiento es una forma de existir
diferente a la existencia que nosotros
creemos que existe. Supongamos
que llenásemos de movimiento una botella vacía, cosa que no se podría realizar
porque la botella también es existencia en movimiento y no podría retener
ningún tipo de dinamismo. Tampoco se podría coger ninguna porción de movimiento
para introducirlo en la botella, porque aparte de que no se puede coger de
ninguna manera; esa porción de movimiento no se podría separar del movimiento
universal, y mucho menos para formar otro movimiento distinto. Supongamos que a
esa botella se le introdujese cierta cantidad de movimiento y que a éste se le
impidiese salir de la botella. Por muy grande o pequeña que fuese la botella y
por muy mínima o muy grande que fuese la cantidad de movimiento introducida en ella; la botella
encogería o se engrandecería instantáneamente hasta adaptarse al movimiento que
se hubiese introducido en ella. Y eso es así, porque los espacios no pueden
crearse sin movimiento y sólo pueden existir espacios hechos de
movimiento.
Eso quiere decir, que el universo es una inseparable unión de movimientos, que
inevitablemente tuvieron que surgir individualmente manteniéndose siempre
unidos en una misma expansión dinámica universal; creando con sus movimientos
cada vez más movimiento; y formando de esta manera un auténtico orden dinámico
universal. Eso quiere decir que todos los movimientos universales se atraen
entre sí; por eso toda la existencia en el espacio se atrae entre sí, ya que no
existe otro sitio donde poder ir; porque fuera del universo está la nada, y a
la nada no se puede ir. También eso quiere decir que el universo es como una
botella saturada de movimientos y que lo de fuera sólo puede ser la nada. Y que
tenga la botella la forma que tenga siempre mantendrá separado su movimiento
interno de la nada externa.
La existencia en movimiento es la única existencia que
existe y la única que puede existir, y como además no ocupa espacios, nada más
que el suyo propio, automáticamente adapta
su espacio a los espacios ofrecidos, por muy grandes o pequeños que
fuesen.
El movimiento supuestamente introducido en la botella
inevitablemente se movería sin fin en una misma dirección porque toda
saturación de movimientos está obligada a moverse siempre hacia una misma
dirección. Puesto que si los movimientos individuales del movimiento de la
botella se moviesen en diferentes
direcciones entre sí, acabaría por no moverse nada, dejando así de existir todo
el movimiento de la botella. Con lo cual, irremediablemente el movimiento se moverá dentro de la botella,
unido como movimiento, y moviéndose en una misma dirección esférica; adoptando
la forma de la botella. Y aunque la botella fuese cúbica o de cualquier otra
forma, no dejaría de ser algo creado por el movimiento, que encierra al
movimiento obligándole a viajar en una sola dirección esférica. Por tanto, cualquier forma de rodeo que exteriormente tuviese el universo,
obligaría al movimiento a moverse esféricamente en una sola dirección dentro de
ese rodeo universal. El universo, al estar rodeado por la nada, no podría salir
de ese rodeo, porque ese rodeo lo ha creado el propio movimiento expansivo
obligado por la nada, la cual no se puede ocupar. De esa manera el movimiento
universal , al viajar siempre en una misma dirección de forma esférica, porque
es de la forma natural que ha nacido el movimiento, se ha obligado a sí mismo a
viajar como universo de una forma
esférica; que es una forma esférica de moverse muy parecida al movimiento de
rotación terrestre.
El universo sólo pudo originarse mediante el nacimiento de
un movimiento individual naciendo de la forma esférica más pequeña posible, ya
que surgiendo de esa forma es como menos se invadía a la nada. Era la forma individual de surgir
más adecuada para que el movimiento sólo
pudiese invadirse a sí mismo y nacer con su propio yo dinámico
individual e indivisible.
El Cosmos sufre una gran presión por querer, y no poder,
ocupar espacios de la nada que le rodea. Esa presión es tan grande que se
induce a la multiplicación constante de nacimientos dinámicos individuales
similares, nacimientos que sólo pueden nacer como espacios dinámicos propios,
individuales e indivisibles. Uniéndose todos en un mismo espacio dinámico
universal. Inevitablemente todo lo que nace como individualidad dinámica tiene
que nacer con un espacio dinámico propio que le hace adquirir un yo propio
individual e indivisible. Pero además todo lo que nace de esa forma nace como
el espacio dinámico más pequeño posible, ocupando un espacio dinámico propio
que no puede ser ocupado por otro espacio dinámico, nace con un yo propio. Y
aunque todos los nacimientos dinámicos
individuales no tengan más remedio que nacer semejantes entre sí, cada
nacimiento nace con su propio espacio que le hace poseer su propio yo
individual.
El universo se
originó esféricamente porque no tenía otra opción, puesto que no se puede
surgir de la nada en línea recta atravesando a la nada ya que la nada no
existe. El movimiento tuvo que surgir de la nada como movimiento individual
moviéndose rotativamente en su propio espacio, y de esa forma esférica de
moverse podía existir eternamente como movimiento esférico y tener la
posibilidad de engrandecerse dinámicamente en un mismo espacio dinámico
mediante la multiplicación constante de nuevos nacimientos dinámicos semejantes
entre sí. La fuerte presión de la nada que rodea al universo es tan enorme que
hace que existan enormes energías dinámicas en todo el universo.
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Autor: Salvador Sánchez Melgar
salvahola@gmail.com
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